Hacer un jabón no es sencillo.
Piensas en las propiedades que quieres que tenga, a que tipo de piel va dirigido, buscas los ingredientes y las proporciones adecuados, trasteas (algunas veces por largas horas) la calculadora para obtener unos valores idóneos.
Eliges los colores, la técnica decorativa que vas a utilizar, la forma que tendrá, los aromas...o sea que lo ves, lo imaginas, sueñas con él, incluso lo hueles antes de que esté hecho..... y cuando lo terminas de hacer y lo desmoldas... te ha salido totalmente diferente de lo que habías pensado!!!
Esa es la realidad...una realidad que sorprende: a veces grata, a veces no tanto...pero indudablemente divertida.
Esto mismo me ha pasado con este jabón: me lo había imaginado de una forma y al final ha salido de otra. No estoy descontenta, al revés, cada vez que lo miro me gusta más, porque esa es otra cuestión: no te cansarás de mirar el resultado de tus jabones...pero de eso hablaremos ya en otra ocasión.
Aquí os muestro mis chiquitínes!!!
Simplemente me encanta el resultado. Los veo muy alegres, me recuerdan al verano que está al llegar, al mar, la brisa, la playa....y el olor es exquisito, fresco, nada empalagoso.
Sus ingredientes son: aceite de oliva virgen extra, aceite de coco, aceite de palma, cera de abejas y en el sobreengrasado aceite de pepita de uva. Como aroma me he decantado por una mezcla de aes de geranio y litsea cubea.
Os quiero hablar un poco de las propiedades del aceite de pepita de uva:
- Es un aceite muy ligero y con apenas aroma.
- No deja sensación grasa y se absorbe muy bien.
- Combate el envejecimiento cutáneo
- Regenerador del cutis
- Sirve para todo tipo de piel, especialmente la grasa.
Con un alto porcentaje de ácido linoleico y una gran concentración de antioxidantes, el aceite de pepita de uva es un producto excelente para luchar contra los radicales libres y el envejecimiento celular.
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